Tipos de calefacción: descubre las claves a tener en cuenta

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Los sistemas y tipos de calefacción han evolucionado muchísimo en los últimos años, por eso entendemos que existan dudas a la hora de escoger uno u otro. ¿De qué depende la elección? Del presupuesto, zona geográfica, tipo de vivienda, uso habitual, exigencia medioambiental.

Existen muchos tipos de calefacción y aparatos emisores de calor: emisores térmicos, estufas de pellets, acumuladores, termofluidos, placas, convectores, y hasta calefacción para exteriores.

Pero vayamos por partes. Los tipos de calefacción se pueden dividir en dos grandes grupos: según el sistema de calefacción y según la fuente de energía que queramos utilizar.

Tipos de calefacción según fuente de energía

1. Energía Solar

La energía solar térmica puede utilizarse en casi toda nuestra geografía, ya que España es uno de los países europeos que más radiación solar recibe a lo largo del año. Aunque su principal uso es el calentamiento del agua caliente sanitaria, también puede ser útil como apoyo a la calefacción, especialmente para los sistemas por suelo radiante.

2. Biomasa

Energía generada a base de fuentes naturales. Es la energía más ecológica y sostenible después de la energia solar y en España se está implantando con fuerza en los últimos años. Los tipos de calefacción por biomasa funcionan gracias a la potencia calorífica de combustibles vegetales (pellets, cáscara de almendro, hueso de aceituna o astillas de pino), más económicos que los combustibles fósiles.

De todas ellas, las más populares y recomendadas son las estufas de pellets. Estas son algunas de sus ventajas:

  • Alta eficiencia calorífica.

  • Fácil manejo, con encendido y apagado autómatico.

  • Mando a distancia y panel de control.

  • Gran capacidad de depósito. Comodidad de no tener que cargar continuamente.

  • Respeto almedioambiente por respetar el ciclo natural de CO2.

  • Rápida de calentar, limpiar y con fácil instalación y manteniemiento.

3. Geotérmica

Estos utilizan el calor natural que acumula la tierra hasta el interior de la vivienda. Se trata de una energía renovable ya que proviene de un recurso natural inagotable y, además, en España disponemos de una gran cantidad de energía geotérmica.

Para calentar el hogar, el aparato consiste en un circuito de agua y una bomba de calor que funciona con energía eléctrica, aunque también puede estar conectada con una placa solar. Los más populares son los radiadores de pared o por suelo radiante.

Entre sus beneficios destaca: el ahorro (entre un 30% y un 60% menos que una bomba de calor convencional), escaso manteniemiento, larga vida útil y respeto medioambiental. Su mayor inconveniente es el alto precio de la instalación.

4. Eléctrica

De los tipos de calefacción es el más habitual debido a su sencilla instalación, mantenimiento y seguridad. El proceso consiste en que la electricidad se convierte en calor gracias a que dentro de cada aparato hay una resistencia a través de la cual pasa la corriente eléctrica. A esto se le conoce como efecto Joule, fenómeno que explica que si en un conductor circula corriente eléctrica, parte de la energía se transforma en calor.

La calefacción eléctrica la puedes encontrar en diversos sistemas. Sin embargo, sea cual sea éste, se trata de una energía que no consume oxígeno, ni emite gases contaminantes. Tampoco necesita de un mantenimiento continuo, excepto la limpieza periódica del filtro de aire.

El único inconveniente es que debes hacer un uso responsable u optar por aparatos de bajo consumo o o tecnología como la autoprogramación; con sensores de presencia, programas automáticos, etc.

Es la mejor opción para zonas de costa o con inviernos suaves, también para segundas viviendas y pisos de hasta 100 m2, ya que disponen de una capacidad para calentar la estancia muy rápida.

Diferentes sistemas de calefacción eléctrica.

  • Calefacción eléctrica por acumuladores.

Se trata de uno de los sistemas de calefacción más habituales, debido a su instalación sencilla, su mantenimiento y seguridad. La electricidad se convierte en calor gracias a los ladrillos refractarios que hay dentro de cada calefactor eléctrico, a través de las que pasa la corriente, convirtiendo la electricidad en calor. 

  • Calefacción eléctrica por conventor.

De los tipos de calefacción, este funciona mediante una resistencia que calienta el aire que circula por el interior de los convectores. En recomendable para hogares ubicados en zonas cálidas. Entre sus ventajas: una instalación barata y sin obras. Sus inconvenientes: el coste de su funcionamiento suele ser caro y el termo para el agua consume bastante mientras está encendido, aunque no se use.

  • Suelo radiante.

El suelo radiante es uno de los tipos de calefacción más confortables para climas fríos, consiste en una instalación de cables eléctricos o tuberías por las que circula agua a temperatura elevada, ocultos bajo el suelo de la vivienda. Estos desprenden calor, que se propaga hacia arriba, calentando el suelo y el ambiente de la vivienda. Aunque requiere de un fuerte desembolso para su instalación, es un sistema que destaca por su seguridad.

  • Bomba de calor.

Es recomendable en climas cálidos o templados con inviernos suaves y no consume excesiva energía. Entre sus desventajas: el ruido del ventilador puede resultar algo molesto y el elevado precio de la instalación de la bomba de calor por conductos. La bomba de calor requiere de pocos cuidados, excepto la limpieza periódica del filtro de aire.

En Haverland somos especialistas en sistemas de calefacción para tu hogar, por eso si necesitas ayuda para la elección del tipo de calefacción más recomendable para tu vivienda, no lo dudes y contacta con nosotros.

  • Emisores térmicos.

Los emisores térmicos son ideales para ahorrar energía ya que calefactan de manera eficiente cualquier tipo de estancia. Poseen múltiples ventajas: son muy fáciles de instalar y no necesitan mantenimiento. Además, se pueden programar para que el funcione se adapte a la rutina y al estilo de vida de cada familia.

Sin embargo, su mejor atributo es el ahorro energético y económico que proporcionan.

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