CÓMO MEJORAR EL GASTO ENERGÉTICO EN LOS MESES FRÍOS DE INVIERNO Y AHORRAR

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Con la llegada del sol y del buen tiempo nuestras costumbres y hábitos cambian. Comenzamos a pasar más horas al día en el exterior, las duchas cada vez son más frías y casi no es necesario encender las luces en casa. Pero al acabarse el verano nos volvemos más caseros y el consumo de energía puede aumentar considerablemente. Según IDAE, la calefacción supone un 46% del consumo energético de los españoles. Además, al anochecer antes, es necesario un mayor consumo de energía para iluminar la casa. Por ello, queremos daros algunos consejos para que el consumo eléctrico no se dispare con la llegada del otoño.

  1. Revisar puertas y ventanas

Gran parte de la energía que se utiliza para ventilar la casa se escapa por las puertas y ventanas. Es muy importante revisar dónde puede haber una fuga para conseguir un consumo de energía óptimo. Para ello, basta con encender una vela y acercarla a los puntos donde se cree que puede escaparse la energía. Donde la llama tiemble significa que el aire se cuela debido al mal aislamiento.

  1. Ventilación

Ventilar la casa es algo necesario para renovar el aire de todas las estancias. Desde IDEA, se recomienda ventilar la casa durante las primeras horas del día y durante un tiempo no superior a 15 minutos, tiempo más que suficiente para que el ambiente se renueve y no se escape el calor.

  1. La luz es calor

Durante los meses con menor cantidad de horas de luz, es muy importante aprovechar cada rayo de sol que entra por las ventanas. Si la casa tiene ventanas por las que entra mucha luz, especialmente las orientadas al sur, es preferible mantener las persianas y cortinas abiertas durante el día para aprovechar la energía natural.

  1. Deja los radiadores libres

Los radiadores son la principal fuente de calor en las viviendas. Para conseguir una correcta climatización del hogar es necesario mantenerlos libres de obstáculos para que el calor pueda circular libremente. Evita secar la ropa sobre el radiador si no deseas aumentar el consumo de energía.

  1. Busca la temperatura de confort

La temperatura óptima dentro de la vivienda debe situarse entre los 19 y los 21 grados centígrados durante el día. Con la llegada de la noche, y especialmente al acostarnos, la temperatura recomendada es de 17 grados. Además, durante las horas del día en las que no estamos en la vivienda es recomendable situar el termostato en 15 grados para evitar que la temperatura sea menor al llegar a casa.

  1. Apaga los radiadores de los espacios que no se usan

Si tenemos habitaciones en casa que están vacías, no es necesaria una fuente de calor para climatizarlas. Esto puede suponer un gran ahorro energético, ya que tan solo es necesario mantener las puertas y ventanas cerradas de esa estancia para que la temperatura del resto de la casa no se vea afectada.

  1. Adelántate al invierno

Esperar a que llegue el frío para realizar el mantenimiento de los sistemas caloríficos del hogar y preparar la casa para el invierno no es recomendable. El mantenimiento debe realizarse cuando la temperatura todavía es agradable para así, poder subsanar cualquier fallo o avería antes de la llegada del frío.

  1. Utiliza regletas con interruptor

El consumo energético de los electrodomésticos supone un gran porcentaje del total de la vivienda. La televisión consume alrededor de un 10% del total de la energía. Por ello, es recomendable utilizar regletas con interruptor para reducir su consumo a cero cuando no se esté utilizando. Esto puede suponer un ahorro energético del 2,3%.

  1. Vigila el frigorífico

En algunos frigoríficos es posible que se formen capas de hielo en el fondo. Estas capas de hielo, cuando superan los 3 mm de espesor, aumentan el consumo eléctrico del aparato. Por tanto, es recomendable deshacernos de la capa de hielo antes de que alcance este espesor. Además, durante las vacaciones, es preferible dejar el frigorífico desenchufado.

  1. Iluminación inteligente

Las bombillas incandescentes dejaron de fabricarse en 2012 debido a su gran consumo eléctrico. Desde entonces, existen otras variedades en el mercado como las de bajo consumo o las LED. Las primeras, desperdician parte de energía durante los primeros segundos desde su encendido hasta que alcanzan su máximo potencial. Las LED, por el contrario, son las más eficientes ya que su consumo de energía es muy eficiente y su duración es prolongada.

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