La importancia clave de la ventilación en la lucha contra el COVID-19

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De cara al verano, con la subida de temperaturas, aumenta la preocupación general acerca de si los sistemas de aire acondicionado favorecen la transmisión del CoV-SARS-2. La diversidad de sistemas de climatización y la complejidad de los casos estudiados dificultan una respuesta clara.

Lo que sí es seguro es que el mecanismo más frecuente de transmisión de CoV-SARS-2 es el contacto cercano entre personas, los brotes de COVID-19 se generan sobre todo en ambientes interiores. La distancia entre individuos, el control de aforos y la renovación del aire dentro de los edificios es crucial para minimizar riesgos. Hay sistemas de aire acondicionado que simplemente modifican la temperatura, mientras que otros permiten renovar o filtrar el aire y regular condiciones de humedad del ambiente entre otros. Diferentes sistemas plantean distintas situaciones y, por tanto, diferentes respuestas.

A partir de estudios recientes y de recomendaciones de la OMS, se han redactado documentos que extrapolan la experiencia derivada de otros virus, teniendo en cuenta normativas existentes y pautas habituales de la industria. Según la patronal europea Eurovent y desde la perspectiva de la OMS, no hay indicios que denoten que los aires acondicionados puedan ser fuente de transmisión de la infección.

Aun así, la Federation of European Heating, Ventilation and Air Conditioning Associations (REHVA) y la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (ATECYR) aconsejan actuar con precaución y actuar como si esta transmisión mediante aerosoles estuviese demostrada. Pese a que la OMS no considere que sea relevante fuera de los contextos clínicos, el documento guía de la REHVA inspirado en los de otras organizaciones como la FEDECAI (Federación de Empresas de Calidad Ambiental en Interiores) podría en casos extremos llevar a cerrar muchas instalaciones de aire acondicionado. Esto haría inviable el funcionamiento de muchos establecimientos y servicios públicos este verano.

En el reinicio de actividades hay que adoptar medidas preventivas, entre otras habrá que valorar conjuntamente con el aire acondicionado aspectos como la actividad, la dotación de personal, el aforo, las dimensiones y distribución del espacio, las condiciones de los aseos, las aberturas externas, y las prácticas de limpieza en las instalaciones, el objetivo es disminuir el riesgo de transmisión aérea del virus SARS-COV-2. 

 Es poco probable que el virus se difunda por los conductos del sistema de climatización o extracción de aire, pero aun así se debería garantizar una renovación suficiente, captando el aire exterior en un lugar apropiado, y favoreciendo la renovación respecto al confort climático y la eficiencia energética. La apertura de ventanas permite esta necesaria renovación del aire y puede hacerse antes, después o incluso durante el funcionamiento de los servicios. En el caso de que la renovación de aire con el sistema de climatización fuese lo suficientemente alta, podría no ser necesario. Sin embargo, en el caso de los edificios que no puedan realizar esta ventilación por sus propias características se debería recurrir a sistemas específicos de higienización del aire.

Respecto a la inquietud sobre la posible reproducción del virus en las instalaciones del aire acondicionado, no tiene fundamentación ni sentido ya que esta clase de microorganismos no tienen capacidad de reproducción fuera de un huésped vivo. Esto quiere decir que el cambio de filtros de aire exterior no tiene efecto práctico más allá del mantenimiento habitual de la maquinaria.

Por supuesto, sigue siendo importante mantener la higiene y en su caso desinfección de suelos, muebles, equipos, etc. Para eliminar el riesgo de contagio por posible contaminación de superficies por el virus y resultará efectivo el uso de mascarillas para reducir las emisiones de gotículas que pueden contagiar a otras personas o las instalaciones. 

Los lavabos son fundamentales para prevenir la transmisión: el lavado de manos con agua y jabón es clave. Hay que garantizar la limpieza y la ventilación frecuente de las instalaciones. Se debería revisar cómo circula el aire durante el funcionamiento de las instalaciones para evitar que el aire fluya de los aseos al resto del edificio. 

Es recomendable contar con profesionales expertos vinculados a las empresas competentes (que conocerán perfectamente las guías y recomendaciones y tendrán capacidad de interpretar el contexto). Los profesionales de los servicios de prevención de riesgos laborales también tendrán competencias y criterios apropiados.

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